Reflexiones sobre la refrendación de
los Acuerdos
Ya se han dado no pocas respuestas a las
preguntas de muchos de: ¿por qué ganó el No? ¿Por qué perdió el Sí? Desde luego
que es necesario mirar con cierto detalle el asunto; sin embargo al analizar
las diversas estrategias, los aciertos de unos y los errores de otros, no puede
dejarse de lado otros elementos que inciden también de manera determinante.
Ø
Se ha elogiado
mucho la habilidad de los promotores del “No”, sin embargo se olvida la gran
desinformación de la que se valieron, la gran cantidad de mentiras expresadas a
lo largo de la campaña. A veces pareciera como si los infundios, falacias y
verdades a medias, no debiera ser algo reprochable sino loable.
Ø
“Con el triunfo del No en el plebiscito quedó
en evidencia que en la elección pesaron más las emociones que los argumentos.
Mientras el gobierno nacional y los promotores del Sí se concentraron en
defender con cifras, estadísticas y proyecciones económicas las ventajas de la
refrendación de los acuerdos con las Farc, la campaña del No prefirió moverse
en las profundidades de la psicología colectiva”. (Semana, 03-10-16).
Ø
Pese a todo, hay
que tratar de hacer caer en la cuenta a muchos desorientados y desinformados,
hasta dónde es meritorio sacar una pequeña ventaja a punta de falsedades y
propaganda negra. Se insistió, por ejemplo, en que si se refrendaban los
Acuerdos, las Farc llegaría al poder, pero lo cierto es que no se les entregará
ni tan siquiera una alcaldía, y mucho menos una gobernación o un ministerio. En
varias ciudades del país aparecieron vallas en las que figuraba una candidatura
presidencial de Timochenko, vallas desde luego puestas por adinerados
promotores del “No”.
Ø
Ojalá no se
olvide el cúmulo de mentiras dichas por los líderes del “No”; y esperamos que
haya quienes sigan demostrando a las bases populares, con lujo de detalles, las
falsedades dichas, como que: “hay impunidad”, “no hay sanciones”, “no hay
justicia”, “tienen ideología de género”, “hay millones de hectáreas para la
guerrilla”, “se sustituye la constitución”, “se entrega el país al castro
chavismo”…
Ø
Los promotores
del “No” fueron exitosos al hacer aparecer el Plebiscito como apoyo o rechazo al
gobierno, como un “plebi-Santos”. Es conocido que el gobierno de Santos ha sido
bastante vilipendiado por los uribistas desde su inicio, por ello no pocos
votaron “No”, como rechazo a Santos; recordemos las pancartas de ciertas
marchas que decían ‘No más Santos’.
Ø
De manera similar
consiguieron hacer aparecer el Plebiscito como apoyo o rechazo a las Farc. Y obviamente, luego de la campaña
mediática de décadas contra éstas, haciéndolas ver como el mayor enemigo del
país, como las causantes de los mayores horrores…, no tienen en muchos la mejor
imagen; por ello al dar la idea del voto por el “No” como rechazo a las Farc,
era atrayente para muchos. Es decir, era rentable presenta que “votar por el
‘No’ era castigar no solo a las Farc, sino a Santos”; había beneficio por
partida doble
Ø
Hubo exceso de
confianza del “Si”. Se ha reconocido que no había “Plan B”, pues no se esperaba
perder, incluso ni siquiera los promotores del “No” esperaban la sorpresiva
victoria. Esa excesiva confianza fue fatal, pues a veces se desatendía la
conveniencia de responder contundentemente a más de un infundio de la otra
parte, como la entrega del país y la pronta llegada del “castro chavismo”.
Ø
“Expertos
aseguran que la campaña del 'Sí' no tuvo suficiente tiempo para que la
ciudadanía digiriera los acuerdos”. “No se pudo hacer suficiente pedagogía para
la paz. Es un tema muy complejo para que el ciudadano del común lo entendiera
en 15 días. Esto facilitó para que el ‘No’ hiciera una campaña de miedo y
temor”, añadió De Currea Lugo. (El Tiempo, 03-10-16)
Ø
Se hizo creer que
los Acuerdos tenían un sinnúmero de dádivas para Farc. Ante ésta y otras
expresiones, faltó pedagogía ante las mayorías de la población para que se
entendiese que los Acuerdos tienen importantes beneficios para todo el país, no
sólo para el campesinado por ejemplo. Al final hubo cierta pedagogía
interesante para círculos reducidos pero no para las grandes mayorías.
Ø
De manera
similar, hicieron creer que había algo oculto en los acuerdos, lo que unido al
cuento del inexistente “castro chavismo”, alarmó a más de un desinformado. Y
pensar que es en la contra parte donde se ocultan objetivos; pues muchos de los
potentados promotores del “No”, se cuidan de decir abiertamente ciertos puntos
de los Acuerdos que quieren modificar, como el de la Reforma Rural Integral o
el de Justicia, en especial lo referente a la Comisión de la Verdad o el Tribunal
para la Paz.
Ø
Hubo varias
situaciones que gracias a la desinformación fueron bastante aprovechadas, como
la necesaria revisión de los Manuales Convivencia y las inofensivas cartillas
de educación sexual del ministerio. En esas marchas se veían no pocas pancartas
con el “No”. A partir de entonces se comenzó a hablar de manera constante y
exagerada de la “Ideología de Género”, con lo cual aterraron a no pocas
personas.
Ø
Otro hecho
capitalizado por la derecha promotora del “No”, fueron los avances en el reconocimiento
de derechos de la población LGTBI o la posibilidad de adopción y conformación
de familias no tradicionales. De manera similar, desinformaron sobre el
positivo enfoque de género de los Acuerdos de la Habana y logran trocar algo
tan meritorio y ejemplar, en perjudicial para la familia y la nación.
Ø
La inevitable
Reforma Tributaria fue otro de los caballitos de batalla, dejando entrever que
la refrendación de los acuerdos implicaría nuevos impuestos para los
colombianos. Ocultan eso sí, que por los bajos precios del petróleo y otros
asuntos, se requieren más ingresos fiscales, adelántese o no un proceso de Paz.
Ocultando también que en otros momentos han impulsado iguales o peores reformas
tributarias.
Ø
Las dificultades
Venezuela, no pocas creadas desde fuera, y en medio de una coordinada campaña
mediática mundial, fue otro elemento aprovechado por los promotores del “No”,
pues daban a entender que de aprobarse los Acuerdos, nos esperaba una situación
igual o peor a la venezolana. Crearon el espanto del “castro chavismo”, y con
él atemorizaron por doquier. El 2 de octubre quedará como un episodio bastante
ilustrativo de lo rentable del miedo, del temor, en política.
Ø
La campaña del “Sí”,
desaprovechó el potencial inmenso que tenía para sustentar su accionar en la
esperanza de un país mejor, en las magnas posibilidades de la reconciliación,
en el gran significado de un futuro de paz, en un porvenir alegre, alejado del
sufrimiento y el horror; en cambio los del “No”, logran convertir la suya, en
una cruzada moral, sin que importe su talante retardatario y tradicionalista.
Ø
Hábilmente los
promotores del “No” ganaron a varias iglesias cristianas y la aparente
neutralidad del catolicismo, pues en realidad la jerarquía católica, con destacadas
excepciones, y en contra de la orientación papal, impulsó de manera subterránea
el “No”. Se creía que el liderazgo religioso sería de los primeros en apoyar masivamente
la paz, la reconciliación y el perdón, pero en realidad se inclinó por el
demonio de la guerra.
Ø
No hubo un
compromiso efectivo a favor del ‘Sí’ de todos los partidos de la coalición del
gobierno, no se vieron recursos en las regiones para impulsar la campaña; el
movimiento de los congresistas en la plaza fue escaso, quizá porque no saben
hacer campañas de ideas sino de dádivas y ofrecimientos a sus clientelas.
Ø
Y en las toldas
de la izquierda la cosa no fue mejor, aunque hubo actividad, no hubo unidad ni
recursos, ni el compromiso amplio de toda la izquierda. Fueron mucho más
diligentes las organizaciones sociales. Hubo sectores, como artistas,
intelectuales, deportistas y en especial la juventud universitaria, que merecen
reconocimiento por su dinámica ejemplar y fabulosa creatividad.
Ø
Una parte de los medios,
en aras de la neutralidad, resultó contribuyendo a la polarización, a la
desinformación. La costumbre de la noticia espectáculo, prestándose a todo
momento para que la otra parte diga todas las falsedades que considere; cuando
precisamente la objetividad exige del periodismo el desenmascaramiento de la
mentira; el derecho a la información veraz y objetiva quedó en deuda. Y qué
decir de los que descaradamente se colocaron a favor del “No”, como RCN,
abstrayéndose incluso de las buenas maneras, de la ética, pero sobre todo de la
verdad. Hubo algunos suplementos, esquemas y diseños ilustrativos, pero en
general, con muy pocas excepciones, los medios quedaron en deuda con su deber
de una adecuada claridad sobre lo fundamental de los Acuerdos para la mayoría
de la población.
Ø
Un acierto de la
campaña del “Si”, fue el asociarlo a la Paz, el sostener su real valía, pues el
“Si” efectivamente significaba la Paz; sin embargo los del “No”, logran
contrarrestar este acierto con la contradictoria e irresponsable consiga “No”
es Paz, expresando que el “No” conduciría a un mejor Acuerdo, pues al revisarlo
podría mejorarse, como si el asunto fuera solo de un bando y desconociendo que
para llegar a lo acordado se necesitaron años de arduo trabajo.
Ø
Si hay algo que
deje preocupación es el nivel de comprensión del pueblo trabajador, pues el que
sea susceptible de una manipulación tan descarada cono la que se le hizo en
éste plebiscito, deja mucho que desear. Es verdad que le engañaron con
mentiras, que le indujeron odio, rencor y rabia, pero nada excusa que salga a
votar en tanta cantidad sin conocimiento de causa, en contra de tantos e
incluso de sí mismo. Todo esto evidencia una falencia protuberante en la labor
formativa y de esclarecimiento que debe realizar la izquierda.
Ø
Hay coincidencia
en los análisis de que las ciudades han decidido sobre el conflicto,
precisamente quienes menos han padecido el mismo, pero al mismo tiempo, es
positivo que toda la periferia, que prácticamente todas las zonas que han
soportado el enfrentamiento armado, hayan dado su voto de apoyo al “Acuerdo
para la terminación del conflicto y la construcción de una Paz Estable y
Duradera”. Este elemento unido a la escasa diferencia y a las numerosas
falsedades dichas, son cosas a tener en cuenta en el encuentro de la senda de
la paz.
Ø
Hay algo también muy
significativo, el hecho de que muchas de las mayores víctimas son quienes más
están apoyando la terminación de la guerra. Ellas con su autoridad y ese
magnánimo ejemplo, sabrán influir para que “el salto al vacío” del pasado Plebiscito,
en lugar de conducirnos al despeñadero, nos lleve hacia el puerto seguro que
tanto necesita el país.
Ø
Hay, igualmente, concordancia
entre los analistas en resaltar la abstención del 62%. La cual ni quita ni pone
al resultado, pero sí preocupa que cuando se decidía un asunto tan importante
para todos, tanta gente sea indiferente. Para muchos en el mundo es inaudito
que un pueblo rechace la posibilidad de vivir sin guerra y de grandes cambios
benéficos para las mayorías nacionales.
Ø
Cuando sonó lo de
premio nobel, los detractores de Santos actuaron de inmediato; y es que en el
Plebiscito hubo no pocas bajezas: vanidad, mezquindad, cinismo, demagogia,
cinismo, hipocresía, irresponsabilidad… En el Plebiscito se ha evidenciado una
vez más la primacía del interés de partido al general. Así como se hablaba de
plebi-Santos, podría hablarse de plebi-Uribe, pues ya han dado el zarpazo sus
candidatos: Zuluaga, Duque y Holmes. ¡Qué irresponsabilidad poner en riesgo la
Paz nacional por mezquinos cálculos politiqueros!
Ø
Aunque el “No”
ganó, es de todas formas muy diciente que cerca de mitad de votantes se
manifiesten abiertamente por la Paz y estén dispuestos para la construcción de
una Paz estable y duradera. Se entiende que con un poco de trabajo, muchos del
“No” terminarán apoyando la reconciliación nacional y la construcción de una
Colombia más justa y democrática.
Ø
La habilidad de
Santos queda en entredicho. Persistió en un riesgo innecesario, pues no era
indispensable convocar éste tipo de refrendación. En buena parte del recorrido,
el gobierno se ha centrado en defenderse del uribismo. Pudo haber ambientado
mejor los Acuerdos desde mucho antes y tomado el tiempo necesario.
Ø
Es claro que el
gobierno pudo haber respondido mejor a la cantaleta uribista de casi seis años.
Igualmente es innegable que la forma de dirigirse públicamente del gobierno
respecto a las Farc, en la mayoría del tiempo fue un mensaje contradictorio
para la población y muy negativo para el resultado del plebiscito.
Ø
Ahora es cuando
se va a ver la habilidad del gobierno para salir de la encrucijada que ayudó a
crear; ahora es cuando se va a ver su real interés por la Paz. Es claro que si el
gobierno santista realmente quiere la Paz, no se va dejar meter en una
renegociación dilatoria. Si es verdad lo que dijo en Cartagena, pronto
encontrará la manera de salir adelante.
Ø
Desde luego que
no debe esperarse solo la respuesta pro Acuerdos de parte del gobierno, sino que debe las mayorías nacionales debemos
presionar. Muy bien lo que vienen haciendo algunas de las víctimas y
autoridades provinciales a favor de los Acuerdos, pero sobre todo excelente lo
realizado por el estudiantado universitario. De acrecentar la presión nacional,
muy seguramente se salvarán los Acuerdos.
Finalmente, si lo del 2 de octubre es
una jugarreta del establecimiento para desconocer los acuerdos, los votantes
del “Si” debemos ir al pueblo engañado del “No” y proponernos acceder al poder
presidencial para profundizar y trascender los Acuerdos, es decir para desde un
gobierno de avanzada propiciar una reforma rural más radical que la planteada
en los Acuerdos de la Habana, democratizar más hondamente de lo negociado el
régimen, traspasando los límites impuestos por la oligarquía…
Me gustó el análisis por la seriedad con la que se hace, por lo oportuno, por lo propositivo y porque recoge, en su gran mayorìa, elementos que le ayudan al lector a elevar su nivel de comprensión y acción.
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