Calendario 2021-I

Calendario 2021

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Balance del Plebiscito



Reflexiones sobre la refrendación de los Acuerdos



Ya se han dado no pocas respuestas a las preguntas de muchos de: ¿por qué ganó el No? ¿Por qué perdió el Sí? Desde luego que es necesario mirar con cierto detalle el asunto; sin embargo al analizar las diversas estrategias, los aciertos de unos y los errores de otros, no puede dejarse de lado otros elementos que inciden también de manera determinante.

Ø  Se ha elogiado mucho la habilidad de los promotores del “No”, sin embargo se olvida la gran desinformación de la que se valieron, la gran cantidad de mentiras expresadas a lo largo de la campaña. A veces pareciera como si los infundios, falacias y verdades a medias, no debiera ser algo reprochable sino loable.

Ø   “Con el triunfo del No en el plebiscito quedó en evidencia que en la elección pesaron más las emociones que los argumentos. Mientras el gobierno nacional y los promotores del Sí se concentraron en defender con cifras, estadísticas y proyecciones económicas las ventajas de la refrendación de los acuerdos con las Farc, la campaña del No prefirió moverse en las profundidades de la psicología colectiva”. (Semana, 03-10-16).

Ø  Pese a todo, hay que tratar de hacer caer en la cuenta a muchos desorientados y desinformados, hasta dónde es meritorio sacar una pequeña ventaja a punta de falsedades y propaganda negra. Se insistió, por ejemplo, en que si se refrendaban los Acuerdos, las Farc llegaría al poder, pero lo cierto es que no se les entregará ni tan siquiera una alcaldía, y mucho menos una gobernación o un ministerio. En varias ciudades del país aparecieron vallas en las que figuraba una candidatura presidencial de Timochenko, vallas desde luego puestas por adinerados promotores del “No”.

Ø  Ojalá no se olvide el cúmulo de mentiras dichas por los líderes del “No”; y esperamos que haya quienes sigan demostrando a las bases populares, con lujo de detalles, las falsedades dichas, como que: “hay impunidad”, “no hay sanciones”, “no hay justicia”, “tienen ideología de género”, “hay millones de hectáreas para la guerrilla”, “se sustituye la constitución”, “se entrega el país al castro chavismo”…

Ø  Los promotores del “No” fueron exitosos al hacer aparecer el Plebiscito como apoyo o rechazo al gobierno, como un “plebi-Santos”. Es conocido que el gobierno de Santos ha sido bastante vilipendiado por los uribistas desde su inicio, por ello no pocos votaron “No”, como rechazo a Santos; recordemos las pancartas de ciertas marchas que decían ‘No más Santos’.

Ø  De manera similar consiguieron hacer aparecer el Plebiscito como apoyo o rechazo  a las Farc. Y obviamente, luego de la campaña mediática de décadas contra éstas, haciéndolas ver como el mayor enemigo del país, como las causantes de los mayores horrores…, no tienen en muchos la mejor imagen; por ello al dar la idea del voto por el “No” como rechazo a las Farc, era atrayente para muchos. Es decir, era rentable presenta que “votar por el ‘No’ era castigar no solo a las Farc, sino a Santos”; había beneficio por partida doble

Ø  Hubo exceso de confianza del “Si”. Se ha reconocido que no había “Plan B”, pues no se esperaba perder, incluso ni siquiera los promotores del “No” esperaban la sorpresiva victoria. Esa excesiva confianza fue fatal, pues a veces se desatendía la conveniencia de responder contundentemente a más de un infundio de la otra parte, como la entrega del país y la pronta llegada del “castro chavismo”.

Ø  “Expertos aseguran que la campaña del 'Sí' no tuvo suficiente tiempo para que la ciudadanía digiriera los acuerdos”. “No se pudo hacer suficiente pedagogía para la paz. Es un tema muy complejo para que el ciudadano del común lo entendiera en 15 días. Esto facilitó para que el ‘No’ hiciera una campaña de miedo y temor”, añadió De Currea Lugo. (El Tiempo, 03-10-16)

Ø  Se hizo creer que los Acuerdos tenían un sinnúmero de dádivas para Farc. Ante ésta y otras expresiones, faltó pedagogía ante las mayorías de la población para que se entendiese que los Acuerdos tienen importantes beneficios para todo el país, no sólo para el campesinado por ejemplo. Al final hubo cierta pedagogía interesante para círculos reducidos pero no para las grandes mayorías.

Ø  De manera similar, hicieron creer que había algo oculto en los acuerdos, lo que unido al cuento del inexistente “castro chavismo”, alarmó a más de un desinformado. Y pensar que es en la contra parte donde se ocultan objetivos; pues muchos de los potentados promotores del “No”, se cuidan de decir abiertamente ciertos puntos de los Acuerdos que quieren modificar, como el de la Reforma Rural Integral o el de Justicia, en especial lo referente a la Comisión de la Verdad o el Tribunal para la Paz.

Ø  Hubo varias situaciones que gracias a la desinformación fueron bastante aprovechadas, como la necesaria revisión de los Manuales Convivencia y las inofensivas cartillas de educación sexual del ministerio. En esas marchas se veían no pocas pancartas con el “No”. A partir de entonces se comenzó a hablar de manera constante y exagerada de la “Ideología de Género”, con lo cual aterraron a no pocas personas.

Ø  Otro hecho capitalizado por la derecha promotora del “No”, fueron los avances en el reconocimiento de derechos de la población LGTBI o la posibilidad de adopción y conformación de familias no tradicionales. De manera similar, desinformaron sobre el positivo enfoque de género de los Acuerdos de la Habana y logran trocar algo tan meritorio y ejemplar, en perjudicial para la familia y la nación.

Ø  La inevitable Reforma Tributaria fue otro de los caballitos de batalla, dejando entrever que la refrendación de los acuerdos implicaría nuevos impuestos para los colombianos. Ocultan eso sí, que por los bajos precios del petróleo y otros asuntos, se requieren más ingresos fiscales, adelántese o no un proceso de Paz. Ocultando también que en otros momentos han impulsado iguales o peores reformas tributarias.

Ø  Las dificultades Venezuela, no pocas creadas desde fuera, y en medio de una coordinada campaña mediática mundial, fue otro elemento aprovechado por los promotores del “No”, pues daban a entender que de aprobarse los Acuerdos, nos esperaba una situación igual o peor a la venezolana. Crearon el espanto del “castro chavismo”, y con él atemorizaron por doquier. El 2 de octubre quedará como un episodio bastante ilustrativo de lo rentable del miedo, del temor, en política.

Ø  La campaña del “Sí”, desaprovechó el potencial inmenso que tenía para sustentar su accionar en la esperanza de un país mejor, en las magnas posibilidades de la reconciliación, en el gran significado de un futuro de paz, en un porvenir alegre, alejado del sufrimiento y el horror; en cambio los del “No”, logran convertir la suya, en una cruzada moral, sin que importe su talante retardatario y tradicionalista.

Ø  Hábilmente los promotores del “No” ganaron a varias iglesias cristianas y la aparente neutralidad del catolicismo, pues en realidad la jerarquía católica, con destacadas excepciones, y en contra de la orientación papal, impulsó de manera subterránea el “No”. Se creía que el liderazgo religioso sería de los primeros en apoyar masivamente la paz, la reconciliación y el perdón, pero en realidad se inclinó por el demonio de la guerra.

Ø  No hubo un compromiso efectivo a favor del ‘Sí’ de todos los partidos de la coalición del gobierno, no se vieron recursos en las regiones para impulsar la campaña; el movimiento de los congresistas en la plaza fue escaso, quizá porque no saben hacer campañas de ideas sino de dádivas y ofrecimientos a sus clientelas.

Ø  Y en las toldas de la izquierda la cosa no fue mejor, aunque hubo actividad, no hubo unidad ni recursos, ni el compromiso amplio de toda la izquierda. Fueron mucho más diligentes las organizaciones sociales. Hubo sectores, como artistas, intelectuales, deportistas y en especial la juventud universitaria, que merecen reconocimiento por su dinámica ejemplar y fabulosa creatividad.  

Ø  Una parte de los medios, en aras de la neutralidad, resultó contribuyendo a la polarización, a la desinformación. La costumbre de la noticia espectáculo, prestándose a todo momento para que la otra parte diga todas las falsedades que considere; cuando precisamente la objetividad exige del periodismo el desenmascaramiento de la mentira; el derecho a la información veraz y objetiva quedó en deuda. Y qué decir de los que descaradamente se colocaron a favor del “No”, como RCN, abstrayéndose incluso de las buenas maneras, de la ética, pero sobre todo de la verdad. Hubo algunos suplementos, esquemas y diseños ilustrativos, pero en general, con muy pocas excepciones, los medios quedaron en deuda con su deber de una adecuada claridad sobre lo fundamental de los Acuerdos para la mayoría de la población.

Ø  Un acierto de la campaña del “Si”, fue el asociarlo a la Paz, el sostener su real valía, pues el “Si” efectivamente significaba la Paz; sin embargo los del “No”, logran contrarrestar este acierto con la contradictoria e irresponsable consiga “No” es Paz, expresando que el “No” conduciría a un mejor Acuerdo, pues al revisarlo podría mejorarse, como si el asunto fuera solo de un bando y desconociendo que para llegar a lo acordado se necesitaron años de arduo trabajo.

Ø  Si hay algo que deje preocupación es el nivel de comprensión del pueblo trabajador, pues el que sea susceptible de una manipulación tan descarada cono la que se le hizo en éste plebiscito, deja mucho que desear. Es verdad que le engañaron con mentiras, que le indujeron odio, rencor y rabia, pero nada excusa que salga a votar en tanta cantidad sin conocimiento de causa, en contra de tantos e incluso de sí mismo. Todo esto evidencia una falencia protuberante en la labor formativa y de esclarecimiento que debe realizar la izquierda.

Ø  Hay coincidencia en los análisis de que las ciudades han decidido sobre el conflicto, precisamente quienes menos han padecido el mismo, pero al mismo tiempo, es positivo que toda la periferia, que prácticamente todas las zonas que han soportado el enfrentamiento armado, hayan dado su voto de apoyo al “Acuerdo para la terminación del conflicto y la construcción de una Paz Estable y Duradera”. Este elemento unido a la escasa diferencia y a las numerosas falsedades dichas, son cosas a tener en cuenta en el encuentro de la senda de la paz.

Ø  Hay algo también muy significativo, el hecho de que muchas de las mayores víctimas son quienes más están apoyando la terminación de la guerra. Ellas con su autoridad y ese magnánimo ejemplo, sabrán influir para que “el salto al vacío” del pasado Plebiscito, en lugar de conducirnos al despeñadero, nos lleve hacia el puerto seguro que tanto necesita el país.

Ø  Hay, igualmente, concordancia entre los analistas en resaltar la abstención del 62%. La cual ni quita ni pone al resultado, pero sí preocupa que cuando se decidía un asunto tan importante para todos, tanta gente sea indiferente. Para muchos en el mundo es inaudito que un pueblo rechace la posibilidad de vivir sin guerra y de grandes cambios benéficos para las mayorías nacionales.

Ø  Cuando sonó lo de premio nobel, los detractores de Santos actuaron de inmediato; y es que en el Plebiscito hubo no pocas bajezas: vanidad, mezquindad, cinismo, demagogia, cinismo, hipocresía, irresponsabilidad… En el Plebiscito se ha evidenciado una vez más la primacía del interés de partido al general. Así como se hablaba de plebi-Santos, podría hablarse de plebi-Uribe, pues ya han dado el zarpazo sus candidatos: Zuluaga, Duque y Holmes. ¡Qué irresponsabilidad poner en riesgo la Paz nacional por mezquinos cálculos politiqueros!

Ø  Aunque el “No” ganó, es de todas formas muy diciente que cerca de mitad de votantes se manifiesten abiertamente por la Paz y estén dispuestos para la construcción de una Paz estable y duradera. Se entiende que con un poco de trabajo, muchos del “No” terminarán apoyando la reconciliación nacional y la construcción de una Colombia más justa y democrática.

Ø  La habilidad de Santos queda en entredicho. Persistió en un riesgo innecesario, pues no era indispensable convocar éste tipo de refrendación. En buena parte del recorrido, el gobierno se ha centrado en defenderse del uribismo. Pudo haber ambientado mejor los Acuerdos desde mucho antes y tomado el tiempo necesario.

Ø  Es claro que el gobierno pudo haber respondido mejor a la cantaleta uribista de casi seis años. Igualmente es innegable que la forma de dirigirse públicamente del gobierno respecto a las Farc, en la mayoría del tiempo fue un mensaje contradictorio para la población y muy negativo para el resultado del plebiscito.

Ø  Ahora es cuando se va a ver la habilidad del gobierno para salir de la encrucijada que ayudó a crear; ahora es cuando se va a ver su real interés por la Paz. Es claro que si el gobierno santista realmente quiere la Paz, no se va dejar meter en una renegociación dilatoria. Si es verdad lo que dijo en Cartagena, pronto encontrará la manera de salir adelante.

Ø  Desde luego que no debe esperarse solo la respuesta pro Acuerdos de parte del gobierno,  sino que debe las mayorías nacionales debemos presionar. Muy bien lo que vienen haciendo algunas de las víctimas y autoridades provinciales a favor de los Acuerdos, pero sobre todo excelente lo realizado por el estudiantado universitario. De acrecentar la presión nacional, muy seguramente se salvarán los Acuerdos.

Finalmente, si lo del 2 de octubre es una jugarreta del establecimiento para desconocer los acuerdos, los votantes del “Si” debemos ir al pueblo engañado del “No” y proponernos acceder al poder presidencial para profundizar y trascender los Acuerdos, es decir para desde un gobierno de avanzada propiciar una reforma rural más radical que la planteada en los Acuerdos de la Habana, democratizar más hondamente de lo negociado el régimen, traspasando los límites impuestos por la oligarquía…

1 comentario:

  1. Me gustó el análisis por la seriedad con la que se hace, por lo oportuno, por lo propositivo y porque recoge, en su gran mayorìa, elementos que le ayudan al lector a elevar su nivel de comprensión y acción.

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