Repercusiones
del Proceso de Paz en la Educación
Por. Julio Parra
Los acuerdos contemplan un importante impulso a la educación y
cambio pedagógico en el campo. Lo cual puede incidir positivamente
en la ciudad.
El conflicto armado ha incidido muy negativamente en el presupuesto
para inversión social; al acabarse dicho enfrentamiento, puede haber
un mayor aporte presupuestal para todos los niveles educativos, para
la investigación, para la ciencia y demás inversión que beneficie
el desarrollo productivo y a la población en general.
La violencia deja muchos huérfanos a los que no les es nada fácil
continuar en el aparato educativo, máxime cuando los torture el
permanente recuerdo de los infortunios sufridos a causa de la
privación de la compañía de muchos adultos queridos.
En los medios se suele hablar de los menores que están en la guerra
y se da a entender que lo más probable es que de no estar en armas
podrían estar en el aparato educativo, lo que es factible,
prácticamente no se habla de las cantidades mucho mayores de niños
que debido al conflicto armado o no acceden o tienen muchas
dificultades para su formación escolar.
Al persistir el conflicto armado nacional es más difícil reducir el
índice de agresividad de nuestra juventud, al igual que el nivel de
intolerancia al interior de las familias, todo lo cual se afecta
positivamente al resolver de manera política la confrontación
armada interna que durante tantas décadas nos ha agobiado.
En un territorio sin conflicto armado es más fácil conseguir una
convivencia armoniosa entre estudiantes y entre éstos y la docencia,
al igual que una interacción más fraterna entre padres de familia y
entre éstos y los demás integrantes de la comunidad educativa.
El Acuerdo de la Habana comprende directamente diversos elementos
para la erradicación del problema de las drogas, lo cual sin duda
ayudará mucho a avanzar, entre otras cosas, en el alejamiento de
nuestra juventud de éste grave flagelo social.
Avanzar en la superación del asunto de las drogas, no sólo es clave
para alejar a la juventud del consumo se psicoactivos, sino también
para cambiar la visión del dinero fácil y los modelos de vida
violentos o delincuenciales que hoy atraen buena parte de la atención
juvenil. Necesitamos que la juventud se incline más hacia la
investigación, hacia la búsqueda de soluciones a problemas como lo
ambiental, lo productivo o lo sociopolítico.
El desplazamiento, que ha afectado a millones de compatriotas, es
otro factor que ha incidido muy negativamente la educación, pues el
desarraigo no sólo interrumpe procesos lectivos, sino que al romper
amistades o producir alejamientos familiares, ocasiona diversos
problemas psicológicos sobre los estudiantes y sus familias. Todo lo
cual naturalmente afecta el rendimiento y la convivencia escolares.
En relación con lo anterior, la pérdida de tierras y demás bienes,
también acarrea efectos negativos en la educación formal de la
juventud, pues no es lo mismo cuando los padres tienen maneras de
apoyar económicamente a los hijos, que cuando quedan sin recursos y
sin una apropiada ocupación. No es igual cuando va el joven al
centro urbano a educarse con el apoyo económico de casa, que cuando
va al mismo con las carencias y privaciones del caso.
El conflicto ha quitado la vida a centenares de docentes, conducido
al traslado de numerosos profesores o al silenciamiento e
intranquilidad de millares de educadores, todo lo cual obviamente
trunca procesos educativos, afectando estudiantes y a la comunidad
educativa en general.
Lo que produce un ambiente de guerra sobre la educación es muy
variado y negativo. Y a su vez, un ambiente de paz puede repercutir
muy positivamente en diferentes variables, en la Innovación por
ejemplo, pues hay condiciones en que se arriesga más y otras en que
se inhibe la creación y lo inusual. Incluso, en un ambiente de paz,
se puede pasar más fácilmente de una desaforada competencia a un
colaborar, lo que es vital para un mejor aprendizaje.
Esto debe enfatizarse: es evidente que en un ambiente de guerra, las
condiciones para el estudio no son las mejores; y a su vez, en un
contexto de paz, es más fácil estudiar, investigar, aprender y
enseñar.
En la medida en que avance el Proceso de Paz, la atracción sobre la
juventud ya no serán los ejércitos, sino el deporte, el arte, la
ciencia y demás actividades civiles que contribuyan a la protección
del ambiente y al desarrollo de la producción nacional, generando
más ideas de paz y menos de guerra.
Al solucionarse políticamente el conflicto armado, habrá menos
restricción para hablar de los problemas de la guerra y de los
beneficios de la paz, para profundizar en las causas del conflicto
armado, lo cual puede convertirse en una vacuna para que la
enfermedad no vuelva y podamos tener una Paz estable y duradera.
La superación del conflicto armado, muy seguramente nos conducirá a
un amplio trato del conflicto escolar de manera más racional e
inteligente, un trato de loa problemática de convivencia de manera
preferiblemente no punitiva, sino dialogada, preventiva, buscando
correctivos más pedagógicos, trabajando a profundidad la
conciliación y ensayando nuevos métodos, como el restaurativo.
La nueva situación igualmente repercutirá en la familia, en la
diminución de los niveles de agresividad, en la erradicación de la
brusquedad y en general de los procedimientos violentos, a favor del
diálogo, la reflexión y la conciliación.
Al existir democracia alrededor de la escuela, se facilita el
surgimiento de instituciones escolares cada vez más democráticas;
el entorno estimula o dificulta la dinámica democrática en los
colegios y a su vez una práctica y una formación escolar cada vez
más democráticas, repercuten positivamente en el entorno escolar.
Una sociedad pluralista, que respeta la diferencia, posibilita
colegios pluralistas y respetuosos de la diferencia, respetuosos de
los Derechos Humanos y promotores de los valores auténticamente
humanistas.
Con lo dicho, son evidentes las tareas y los valiosos aportes que se
pueden hacer desde los colegios para contribuir a la pacificación y
reconciliación nacional. Hay que conseguir que la docencia, los
estudiantes y padres de familia, comprendan mejor los orígenes y
repercusiones del conflicto, pues la claridad de cada quien es vital
para un mayor apoyo nacional. Y un contundente accionar por el
cumplimiento de los acuerdos, la realización de los cambios
institucionales requeridos y el esclarecimiento de la verdad, es
determinante para el logro de una Colombia próspera, justa y
democrática.
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